Esperando nada

A la espera de que llegue se siente aquel estado de desolación, de la angustia de ir al encuentro con aquel ser que de ante mano se sabe va a desaparecer entre las sombras de una noche oscura o de un amanecer penumbroso…

Sientes en ti que lo extrañas y sientes cierto declive al estar sin el, deseas sus brazos… En un momento de reflexión dices, deseas, ansias que todo acabe para ya no tener esa mezcla de sentimientos, un cariño increíble y un odio inmenso a su vez y el no saber como reaccionar ante esto, por que aunque no lo necesites te hace falta... y odias sentir que lo necesitas, odias saber que cuentas con el, y mientras mas parece que lo odias, mas pareces necesitarlo y se vuelve algo confuso, siempre ha sido algo confuso.

Esperas que llegue, con mucha más fuerza que al comienzo y cuando lo comienzas a divisar te alegras, de una manera increíble, cuando lo abrazas es como si el mundo se desmoronara, cuando tomas sus manos y lo miras a los ojos sin decir una palabra sientes que todo sigue igual… descubres que no hay tanta pasión en sus ojos muertos por la rutina. Comienzas a desilusionarte

Jamás pensaste llegar a decepcionarte de aquella persona que un día admiraste, que sentías que haber tocado esas manos era lo más maravilloso, ya no es nada. La ilusión de verlo, la ilusión de tocarlo, o simplemente mirarlo, ya no tiene la validez que tenia cuando tenías 17, cuando decías que lo amabas y que solo confundías sentimientos con admiración de alguien que vivía tan apasionado que sentía y expresaba tantas cosa, darse cuenta que ya no es así, y que ahora tienes los ojos desvelados por la rutina, ojos muertos por lo repetitivo desilusiona y entristece… hace sentir que estabas esperando nada